martes, 4 de agosto de 2015




PALABRAS



El ser humano se divide en dos partes muy bien diferenciadas: el alma o parte espiritual y la mente o parte física.

La metafísica habla del "Cristo Interno" cuando se refiere al alma, llamando a la misma  "el lugar donde habita el Cristo dentro de mí" y explicando específicamente que existe una cápsula dentro del corazón que sirve de morada a este Cristo,  que no es otra cosa que la manifestación de nuestra divinidad. Por eso hablamos de que los seres humanos gozamos de una doble conexión: una parte humana y otra divina englobadas en una misma persona.

El doctor Bach hablaba de "el alma y la personalidad", y de lo importante que es el equilibrio entre ambas puesto que, si existe un desequilibrio este da origen a la enfermedad. 

En cualquiera de los casos, todos estamos de acuerdo, en que la mayoría de las veces, nos debatimos en la vida entre lo que nos dice el corazón y lo que predica la razón. Y muy pocas veces suelen coincidir pero cuando lo hacen nuestra vida se transforma en tranquilidad, paz, armonía y desarrollo.

La principal característica del alma es que siente y expresa estos sentimientos mediante emociones. Y la principal característica, por otro lado, de la mente es que piensa (o procesa los pensamientos) y los expresa mediante palabras.

Y aquí esta el meollo de la cuestión: esas palabras.


Al ser, en parte divinos, creamos ( a imagen y semejanza de nuestro Creador dice la metafísica) y ¿cómo creamos? proyectando nuestras creencias, y estas a su vez conforman nuestra realidad.

Pondré un ejemplo: si a mí toda la vida me han dicho que si llevo descordados los zapatos terminaré por caerme al suelo, cada vez que miro y veo los cordones sueltos acabo cayéndome pero no porque sea irremediable que lo haga (pues existe un 50 por ciento de probabilidades de que no me caiga) sino porque creo a pie juntillas (ya que siempre lo he oído) que me voy a caer.

Y yendo más allá se puede decir, que cuando expreso con palabras esas creencias también estoy dándole más fuerza a las mismas y así contribuyo a que se hagan realidad.

Nuestra mente no distingue si las cosas que decimos van en serio o en broma. Es decir, que cuando digo: "Mira que estoy tonta" la mente ejecuta este mandato sin preguntarse nada más, volviéndome más tonta cada instante.

Por eso, una de las primeras cosas que tendríamos que hacer al plantearnos de que manera podemos cambiar nuestra vida, o ya no tanto, sólo cambiar una determinada situación es pararnos a pensar como hablamos de ella.

Bueno ahora pondré un ejemplo para que esto no se haga muy empalagoso.

Los primeros días de mis vacaciones de verano los he pasado en Calatayud. Me asigne la tarea de reformar dos habitaciones de la casa donde vive mi tía con mi madre.

Y dicho y hecho. Pedí ayuda para retirar los viejos muebles que ya estaban en muy estado. Pinté las dos estancias, compré muebles nuevos en Ikea y, con mucha ayuda, los monté.

El trabajo ha sido enorme. Pero lo que me ha llamado más la atención es comprobar la tendencia que tienen mi madre y mi tía a ver solamente lo negativo de cada situación. Atrayendo, dicho sea de paso, esta negatividad a tal situación, cualquiera que esta sea. 

Yo ya se que estar de reformas en casa agobia. A mí tampoco me hace gracia alguna tener todo extendido por la casa pero, a veces, no hay más remedio porque si lo viejo no sale lo nuevo no puede entrar. Es pura lógica.

Bueno, pues a pesar de que yo me he encargado de todo, no han parado de protestar en todos los días que ha durado la reforma. 
Si se tenían que venir a dormir a mi casa protestaban, si se iban a la suya protestaban, si hacía calor protestaban, si refrescaba cuando llovía protestaban.

Lo suyo es estar enquistadas en la víctima. Me han dado unos días de órdago.

El día que empecé a pintar hacía un  calor de muerte, pero en vez de pensar, al dar el primer brochazo "yo no puedo con esto" yo pensaba "ya me falta menos para terminar". Y ellas " madre que trabajo más grande. Si no vas a poder con ello". Cuando empece a montar muebles intenté organizar todos los tornillos, piezas, etc... para seguir bien las instrucciones y lo único que se les ocurría era decir:   " maña cuanto tornillo, pues si que es difícil esto".

Parece una tontería, pero todo junto me llevo a observar la incapacidad que tienen ambas para disfrutar porque lo único que hacen es atraer con sus pensamientos y sus palabras todo lo negativo a sus vidas.

Se han convertido en dos personas incapaces de disfrutar. Cuando todo acabó, el resultado mereció la pena. Las habitaciones han quedado, para mí, magníficas. Yo me sentía eufórica, y por supuesto orgullosa del esfuerzo. Y, aun hoy,  me siento totalmente recompensada con el resultado. Ha merecido la pena.
En cambio ellas siguieron sacándole peros a la situación. Y NO DISFRUTARON ni del momento,ni del resultado,  ni en consecuencia de nada en sus vidas.

Con solo haber dicho una palabra:"GRACIAS" la situación hubiera sido totalmente diferente.Y ya no por mí sino por ellas. Sentirse agradecidas les puede cambiar la vida. Es una pena que no lo vean.

Bueno, después de estas "vacaciones" yo he llegado a dos conclusiones: que el próximo año me plantearé de manera muy diferente las vacaciones y que, cuando pongan en la tele Bricomanía y Decogarden la voy a apagar.



A partir de ahora os invito a pensar en como cambiando solamente una palabra en una sencilla frase podemos cambiar por completo una situación.

Un abrazo y buen verano. A disfrutar.






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